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La resistencia al agua es una marca muy común en los relojes de pulsera regida por las normas ISO 2281 (para aparatos estándar) e ISO 6425 (para relojes de submarinismo). Significa que el instrumento está sellado contra la entrada y certificado a prueba de fugas. El valor que acompaña a la marca determina la presión de prueba estática y se ha de indicar en bares, atmósferas o, generalmente, en metros de profundidad de agua (en feet o pies para los americanos 1 pie = 0,3048 metros). Es decir, 50M
no dice que el reloj pueda ser sumergido 50 metros, sino que puede llegar a soportar una presión de 50 metros de agua. Es una unidad de PRESIÓN, no de PROFUNDIDAD.
Comentar que ISO no recomienda (o prohíbe) utilizar la denominación “Waterproof” en los relojes.
Como decimos, las pruebas a las que se someten los relojes en fábrica son pruebas de presión estática. Esto quiere decir que no se tienen en cuenta una serie de condiciones que sí se presentan en la vida real, como pueden ser cambios bruscos de presión por movimientos dentro del agua, temperaturas extremas o que cambian repentinamente, condiciones climáticas, etcétera. Es más, las pruebas de sumersión que exige la norma ISO 2281 consisten, entre otras cosas, en introducir el reloj durante una hora a sólo 10 centímetros de profundidad.
La resistencia al agua, según las normas comentadas, genera una clasificación por niveles o grados que, si bien no es oficial porque no existe como algo tal, se puede desglosar como se ve en el gráfico siguiente. Téngase en cuenta que en muchos relojes la denominación “buzo” puede aparecer con su equivalente anglosajón “diver”.